La hoja de ruta de Catalina Droguett y Mujer Sustentable en 2022
Encuentros para abordar diversas temáticas socioambientales desde marzo a diciembre y una escuela con cursos gratuitos dirigida sobre todo a mujeres, y presenciales para mayores de 60 años, son los principales planes para este año.
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A los 28 años, la periodista Catalina Droguett se había convertido en una exitosa ejecutiva con una empresa de comunicaciones y marketing a la que le iba muy bien. Tenía también un lado B, uno que la había llevado a tener un espacio radial para hablar y entrevistar sobre temas de sustentabilidad. El programa se llamaba Chile Sustentable.
Entonces, un quiebre personal la motivó a preguntarse cuál es la vida que quería vivir, cuenta. Y eligió su lado B. "Mi conexión con la sustentabilidad parte con este sueño que tenemos los periodistas de hacer algo que aporte, y en esos años en el mundo corporativo empiezo a entender esto de la sustentabilidad y a ver que era parte de mí misma, que yo era sustentable por definición porque nací en unas circunstancias de muy bajos recursos y pocas posibilidades de tener muchas cosas. En mi casa, en la comuna donde nací, todo se reutilizaba", relata.
Con eso en mente, volcó todo su empeño a Chile Sustentable, un concepto que ella identifica con volver al origen, a la conciencia, muy lejos de una moda.
"En ese tiempo ni siquiera existía la palabra sustentable, se hablaba de responsabilidad social corporativa, que era algo que las empresas impulsaban, pero a nivel de ciudadanía, de prensa, redes sociales, nada. Tampoco, patrocinios ni auspicios", recuerda.
Pero siguió poniéndole fichas a su proyecto. El programa se fue haciendo más conocido y ganando audiencias, y después vino la televisión. "El Chile Sustentable era nómada, recorría distintas plataformas", dice Catalina Droguett.
En el programa entrevistó a muchas mujeres, varias de ellas emprendedoras. Había un dato duro: la mayoría generaba en sus comunas y en sus barrios un gran impacto social, económico, medioambiental, cultural y espiritual, enumera. Había además muchas mujeres liderando áreas de sostenibilidad en empresas.
Mujer Sustentable fue así el paso lógico para Catalina. "Acá hay que hacer algo, pensé. Y ese algo es una plataforma donde podamos conectar mujeres con otras mujeres y con hombres. Nació con un Instagram, nada más, y después vinieron los encuentros", explica.
Hoy, después de tres años, Mujer Sustentable es una comunidad de unos 50 mil inscritos que realiza seminarios virtuales con alcance a toda Latinoamérica. Tiene además una escuela.
¿Los planes para este año? Replicar los encuentros, tienen un programa de doce de marzo a fin de año, el primero de los cuales será el próximo 10 de marzo sobre equidad de género. Gracias a una alianza con Bioguía, un medio digital, esperan llegar a unos 20 millones de visitantes.
Los conversatorios duran una hora cada uno, con panelistas invitados que abordan alguno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible.
La escuela, que es gratuita para quienes asisten, tiene un alcance de varios centenares de personas. "Nos fue muy bien desde la primera que hicimos, llegaron 150 personas. Conseguí conferencistas de primer nivel, porque la idea era que transmitieran conocimiento, pero también que fuera entretenido, cercano. Cada uno de los asistentes tenía su credencial, su asiento, música, concursos", cuenta.
Y destaca: "Es la primera escuela latinoamericana sin sesgo etario, ni social ni geográfico. Estamos trabajando con más de diez países en red y 20 organizaciones vinculadas con el desarrollo sostenible en distintos países".
La novedad este año será que habrá escuela presencial para mayores de 60 años, de modo que además puedan conversar directamente con los mentores. "Trabajo desde la construcción y siento que hacer la Primera Escuela Mundial de Sustentabilidad y Vida Consciente + 60 años marca un precedente y es decir tomemos en cuenta a personas que están vigentes, activas y con tiempo libre y que podrían hacer un montón de cosas". Además, dice, esto también habla de inclusión.
-¿Cómo se financian estos proyectos?
-La primera etapa se podría llamar cadena de favores. Era una idea emergente, sujeto a donaciones desde el café a las credenciales, y también de mi bolsillo. Cuando ya empezó a cuajar, comenzamos también a acercarnos a empresas que apostaran a proyectos con propósito, que les importarán la equidad de género, los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible y que por lo demás no son perfectas, pero que están buscando cómo conectar mejor con sus propios pilares de sostenibilidad. Son empresas que encuentran en Mujer Sustentable también una forma de aprender. Hoy día es así como nos vamos financiando.
-Con tu experiencia con empresas, ¿cómo evalúas el avance de estos temas a nivel corporativo?
-Versus 15 años atrás, la verdad se ha avanzado bastante. Se aceleró la comprensión de lo que es ser sostenible, sobre todo después del estallido y la pandemia. También los ciudadanos y ciudadanas han entendido que el consumo es una herramienta de transformación social, que cada cosa que compro es un voto, que nos empodera y es una herramienta con la que también ayudamos a que las compañías sean más responsables. Las empresas necesitan vender y tener rentabilidad y eso está súper bien, y no hay que tenerle miedo a decir que la sustentabilidad también es retorno, y que el impacto social, económico, medioambiental es relevante y que va a marcar su hoja de ruta con sus consumidores.